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Deporte en versión infantil

Santa Eulària convoca a más de 250 alumnos en la celebración del primer día de las 'I Jornades esportives escolars'

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«Me parece gracioso venir a Santa Eulària a jugar, he conocido a muchos niños esta mañana». Paula, una alumna de seis años del colegio Puig d'en Valls, resumía de esta manera lo que las «I Jornades esportives escolars» habían supuesto para ella. Y es que dio precisamente con uno de los propósitos por los que el Ayuntamiento de Santa Eulària ha organizado la propuesta, el incentivar el intercambio entre escolares de los centros del municipio, que casi nunca coinciden y no se conocen.

El certamen comenzó ayer por la mañana con la participación de más de 250 niños procedentes de los colegios Sant Carles, Sant Ciriac y Puig d'en Valls y se prolongará hasta el próximo día 16. La piscina, el pabellón, las instalaciones polideportivas y el campo de fútbol albergaron las primeras actividades de una iniciativa que sustituye a las olimpiadas escolares para hacer primar la participación sobre el espíritu competitivo que caracterizaban a las segundas.

«Era importante organizar algo más lúdico y popular que las olimpiadas. Por eso pensamos en estas jornadas escolares, enfocadas a la participación por grupos, independientemente de que sus componentes sean niños, niñas, fuertes, rubios, morenos o, incluso, con problemas psíquicos», matizaba Marga Domingo, coordinadora del certamen. Los grupos no se formaron en función del centro escolar de procedencia. Los organizadores mezclaron a los niños sin tener en cuenta esa distinción. Así ayudaban a que los pequeños hicieran nuevos amigos.

Juegos de habilidad con el tenis como referencia, juegos de feria y otras propuestas acuáticas completaron la oferta a la que se enfrentaron los niños. Las actividades que más éxito tuvieron fueron las desplegadas en la piscina. Dos estructuras hinchables hicieron las delicias de los escolares. Manolo, alumno del colegio Sant Ciriac, señalaba que había estado esperando toda la mañana a que le tocara entrar en la piscina para montarse en el pulpo -una atracción en la que los niños tenían que permanecer en equilibrio sobre una cabeza de pulpo hinchable-. Sobre las dos menos cuarto, los monitores señalaron que el tiempo de diversión se acababa y que tocaba ir a casa a comer. Un estreno popular y entretenido para los 'peques'.

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