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La fiesta medieval convierte Eivissa en un gran espectáculo

Las puertas de Dalt Vila se abrieron a las once en punto para que de su interior comenzara el desfile de grupos ataviados con motivos medievales

La comitiva estuvo encabezada por los grupos musicales y completada por las autoridades y numeroso público. Foto: V.F./O.D./E.E.

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Vive Dios que Eivissa retornó ayer a la Edad Media. El Portal de ses Taules abrió sus puertas a los procuradores, vasallos, caballeros, comerciantes, burgueses, bufones y demás gente de bien, quienes tomaron pacíficamente Dalt Vila después de que las autoridades locales dieran su beneplácito. El II Certamen Eivissa Medieval, que conmemora la declaración de la ciudad como Patrimonio de la Humanidad, movilizó a la población de la villa, que comenzó un viaje de tres días al pasado. El domingo a las doce de la noche todo habrá quedado en un sueño.

Cinco centinelas vigilaban la entrada a Dalt Vila por el Portal de ses Taules a las 10'30 de la mañana. Abajo, junto a las casas, el gentío con las autoridades que presidían el acto. La Banda Simfònica Ciutat d'Eivissa comenzaba a impregnar el ambiente de festividad con sus notas. Unas vallas limitaron en un principio el acceso del público a las inmediaciones de la pasarela que conduce a las puertas de la muralla. Y es que en ese mismo lugar se procedería a la inauguración oficial del certamen minutos después.

Las puertas de Dalt Vila se abrieron a las once en punto para que de su interior comenzara el desfile de grupos ataviados con motivos medievales. La comitiva estuvo encabezada por la fanfarria renacentista Sbandieratori Castello d'Italia y su exhibición de lanzamiento de banderas. Cuando los componentes del grupo llegaron al lugar donde estaban los políticos les ofrecieron un espectáculo mermado por la presencia de viento, que causó la caída de los estandartes en algunos momentos. Fue entonces cuando llegó al acto el ex ministro Abel Matutes, que permaneció en el lugar durante media hora. Al finalizar la exhibición de los italianos el alcalde, Xico Tarrés, tomó el testigo. En su discurso destacó que se comenzaba a revivir una etapa de la historia de Eivissa en un barrio que frecuentemente no es visitado: «Estas piedras y estas calles están aquí todo el año, volved a visitarlas en invierno».

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