Los técnicos de la Conselleria insular de Medio Ambiente están esperanzados. El fuego que a finales del pasado mes de mayo arrasó entre 100 y 105 hectáreas de la Cala de Sant Vicent no llegó a afectar de lleno a amplias zonas del interior del bosque, lo que permitirá una recuperación más rápida de la vegetación. Según Jaume Estarellas, técnico del departamento de Biodiversidad, las llamas «no lograron quemar a saco toda la superficie; a su paso dejaron bolsas de pinos sin quemar o apenas afectados».
Esta situación no puso ser apreciada hasta que hace escasos días Estarellas y otros expertos del Consell visitaron de nuevo la zona y se internaron por el área quemada: «Esta situación podría acelerar muchísimo el proceso de regeneración del bosque». En vez de los 30 años previstos, los pinos y sabinas podrían volver a dar sombra en menos de diez años.
La superficie más arrasada es la vaguada situada entre el Pla de ses Formigues y el Port de ses Caletas, por donde el fuego ascendió como si se tratara de una chimenea: «Allí se estudiará la posibilidad de elaborar un proyecto de recuperación», explica Estarellas. Se trata de una zona «muy delicada», en la que no queda un solo pino vivo y en la que podría haber problemas de erosión «al encontrarse en pendiente y haber quedado el suelo desnudo». Esa superficie está rodeada por las bolsas de pinos que el fuego apenas lamió, «lo cual facilitará la regeneración natural del bosque», tanto de la parte más castigada como de la que se salvó de milagro.
Quedan por estudiar los acantilados del litoral, que antes del fuego estaban poblados por numerosos endemismos (plantas que únicamente se pueden hallar en Eivissa). En ese caso no se actuará «para no meter la pata», dice Estarellas. Al tratarse de plantas únicas cuya regeneración tras un incendio nunca se ha estudiado, los técnicos prefieren, tal como decidieron en el caso de Cala Aubarca, hacer un seguimiento que sirva de modelo en el futuro para casos similares.