La madrugada de la noche más explosiva del año en lo que a hogueras y pirotecnia 'de bolsillo' se refiere, será recordada tanto por los ibicencos como por los numerosos turistas que el pasado sábado por la noche siguieron boquiabiertos la estela de luz, fuego y estruendo de la Colla de Dimonis Quarantamaula. Procedente de la población alicantina de Bañeras de Mariola, esta agrupación formada por 65 animadores, incluida una banda de dolçaines y tabalets, protagonizó una marcha por las calles más céntricas de la ciudad con un espectáculo de fuego, tracas y luz que provocó una lluvia de chispas mágicas que llegó a todos los rincones de la ciudad.
La marcha de los dimonis, vestidos de rojo y negro, comenzó en Vara de Rey, en el inicio de la Avenida de España. Pasadas las 23'00 horas y durante más de una hora los seres de fuego se dedicaron a correr de arriba a abajo la calzada sur de Vara de Rey, las avenidas Bartomeu Ramon i Tur, Bartomeu Roselló e Ignasi Wallis para subir hasta el Parque Reina Sofía, lugar en el que esperaba el gran foguero. Junto a ellos, un grupo formado por una decena de voluntarios ayudaba a animar la fiesta bajo las ruedas, estrellas y distintos artilugios de luz provocando un gran entusiasmo entre el público que siguió asombrado el recorrido de fuego.
Una de las figuras más llamativas y espectaculares de la noche fue un dragón que expulsaba llamaradas de fuego desde dos patas articuladas dirigidas por dos de los integrantes de la colla de dimonis. El olor a pólvora y la humareda embriagaron a los cientos de personas que se agolparon a lo largo de todo el recorrido en el que algunos grupos de espontáneos se atrevieron a danzar y corretear entre los protagonistas de la noche.