A más calor, condiciones más propicias para la proliferación de cucarachas. Esos molestos insectos campan a sus anchas desde que las altas temperaturas afectan de lleno a las Pitiüses, sin que las campañas de fumigación logren exterminarlos. Jaime Carbonell, biólogo de la empresa JCV, encargada de la desinsectación de la ciudad de Eivissa, recuerda que la ola de calor de estos días «ha acelerado» el ciclo biológico de los ortópteros: «Es como si el calor las hubiera despertado. Salen de sus cobijos, buscan desesperadamente alimento y se reproducen».
La campaña desarrollada durante el invierno en seis fases no ha podido impedir que en algunas aceras y viviendas haya estos días más tránsito de cucarachas que de seres humanos.«Ahora no damos abasto», señala Carbonell. Los insectos proliferan con este tipo de condiciones: por una parte, por el calor, agobiante para el hombre pero redentor para las cucarachas; por otra, por la facilidad para encontrar alimento, que sobra desde que ha comenzado la temporada gracias a los residuos esparcidos por las aceras, los cubos de basura y las alcantarillas, el paraíso húmedo y cálido de esos bichejos, su principal despensa y madriguera.
La proliferación también es producto de la manera en que se llevan ahora a cabo las campañas de desinsectación. Antes, se efectuaban de manera «indiscriminada», una práctica que creaba una fuerte contaminación ambiental, en la que buena parte de los productos químicos iban a parar al mar. Eso ha cambiado: «Ahora se monta un sistema de sondeos de detección de focos. Una vez se ha comprobado que una zona está infectada, se estira del hilo y se expande el tratamiento hasta acabar con el problema». Respecto a la presencia de ratas, el biólogo asegura que Eivissa no es un lugar «conflictivo». Lo que realmente sobran son las cucarachas.