El presidente del Gobierno, José María Aznar, expresó ayer en México su preocupación por la «mala imagen» que pueda dar España en el extranjero a raíz de la huelga de transporte en carretera que ha bloqueado los aeropuertos de Baleares durante el pasado fin de semana. «No están bien fundadas y no son razonables» las actuaciones de los transportistas, señaló. El jefe del Ejecutivo aseguró que había seguido con mucha atención las consecuencias de la huelga, pero subrayó que ni en ese caso ni en la huelga de pilotos de Iberia hay una competencia directa del Gobierno.
Explicó que en el primero de los casos se trata de una competencia del Govern balear y, en el otro, de una relación entre una empresa y sus trabajadores. Añadió que sí competen a toda la sociedad española las consecuencias de estas medidas de presión y reiteró su preocupación por «determinadas actuaciones que considero que no están bien fundadas y no son razonables». «Me preocupan las consecuencias para la imagen de España».
Por su parte, el portavoz del PSOE en el Congreso, José Luis Rodríguez Zapatero, acusó al Gobierno de haber estado «como ausente» del conflicto laboral y abogó por «modernizar» la legislación sobre huelgas porque está «anticuada». El líder del PSOE, en declaraciones a la Cadena Ser, calificó hoy de «bastante lamentable» la imagen ofrecida en los aeródromos del archipiélago y arremetió contra el Gobierno porque ninguno de sus miembros «ha salido a decir absolutamente nada ni a la opinión pública española ni a la europea».
El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Juan Carlos Aparicio, afirmó que hay que respetar el derecho a la huelga, pero no se «puede ni debe convertir a la sociedad en un auténtico rehén». «La sociedad puede y debe pedir que quienes ejerzan este derecho no conviertan al resto de la sociedad en un auténtico rehén». Su homónimo para las Administraciones públicas, Jesús Posada, afirmó que no se puede resolver manu militari el conflicto,ya que «son las partes las que deben llegar a acuerdos».