La Comisión Insular de Urbanismo (CIU) denegó ayer la petición de interés general solicitada por el Club de Autoligeros Motorizados de Eivissa para la construcción de un aeródromo en las cercanías del hipódromo de Sant Rafel (Sant Antoni). Además de una pista para el despegue de las aeronaves, el proyecto incluía la instalación de un hangar (de cinco metros de alto por 24 de largo y 12 de ancho). Los miembros del Club solicitaban esas instalaciones para no tener que desplazarse hasta la península para practicar su deporte favorito.
Las normas de Aviación Civil impiden que los ultraligeros despeguen desde aeropuertos convencionales. La finca elegida era la de s'Hort Nou. En sus 68.750 metros cuadrados querían construir una pista de 30 metros de ancho por 250 metros de largo. En vez de pavimentarla, la intención era cubrirla de tierra compactada y de hierba kikuyo, my resistente y que no necesita cuidados ni riegos específicos.
Entre los inconvenientes de esa instalación (cuyo coste total no superaba las 1.635.000 pesetas) figura el ruido que generan los aparatos, similar al de un tractor. Pero el principal escollo, y del que querían ser eximidos los solicitantes, era que no disponían de suficiente suelo. Según el proyecto, la pista y el hangar ocuparían 7.778 metros cuadrados, el doble del cinco por ciento que como máximo se puede construir en suelo rústico.