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Una foto complicada

La aventura de reunir en una noche de invierno a los sectores más representativos de la sociedad pitiusa para hacer una foto de familia y brindar por el año nuevo

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Convocar al mayor número de personalidades posible del mundo social de las Pitiüses que se salieran fuera de las agrupaciones políticas y ponerse de acuerdo para quedar con ellas un día cualquiera de la semana a una hora fija para sacar una foto. Ese es el reto que asumió Ultima Hora Ibiza y Formentera para facilitar una instantánea a la revista «Brisas», que la publica hoy junto a las de Mallorca y Menorca. El martes 18 de diciembre fue el día escogido para captarla en el Portal de ses Taules. Pero no fue fácil...

El día se levantó lluvioso, aunque el agua no hizo acto de presencia hasta bien entrada la tarde. La cita con los protagonistas de la foto se había fijado en el café Montesol a las 21 horas. La situación meteorológica despertó los temores en la redacción del periódico y provocó que el fotógrafo casi se desesperara. De hecho, el agua restó gente. Finalmente fueron 24 los valientes que se atrevieron a salir a la calle para transmitir los mejores deseos a los lectores del semanal.

Después de esperar unos minutos de rigor por si llegaba algún rezagado, que los hubo, la comitiva festiva se dirigió hacia el que iba a ser el escenario de la foto: el Portal de Taules. Allí ya había acudido a media tarde el fotógrafo para comprobar las condiciones en las que se iba a tener que desenvolver y hacer varias pruebas. Kike Taberner llegó un poco antes de las 21 horas de nuevo al lugar para que no fallara nada. Mientras, los invitados recogieron en el Croissant Show la copa de cava con la que había que brindar.

Llegó el momento. Quedaba subir por la pasarela que conduce a Dalt Vila, pero hubo que detenerse y esperar. Una lluvia intensa, el viento racheado y el frío amenazaban con aguar la fiesta. Cuando pareció amaninar un poco, el osado Antonio Cantos se decidió salir y encabezó la marcha con la actriz Neus Torres. En pocos minutos los 24 protagonistas llegaron a la puerta, tras la que Kike Taberner esperaba con la cámara digital apoyada en el trípode para que la instantánea cogiera todo el patio de armas, pero, por la lluvia, hubo que cambiar la orientación prevista, y sus voces sirvieron para colocar a los invitados en el nuevo emplazamiento: bajo la propia puerta para que no se mojaran.

La tensión invadió al fotógrafo cuando se dio cuenta de que desde donde lo había preparado todo sería imposible captar la imagen. Afortunadamente, un andamio móvil aparcado junto a los arcos se convirtió en el peldaño que daría perspectiva a Kike Taberner, que ni corto ni perezoso se subió a la estructura metálica para instalar allí de nuevo el soporte. Con la lluvia que caía aún con más intensidad y la falta de luz como nuevos factores a tener en cuenta, la empresa se tornaba difícil. Hasta que, tras varios intentos y un sinfín de bromas entre los pacientes invitados, sonó por fin el alentador «¡Ya está!», que fue seguido de algarabía y un nuevo brindis. Objetivo conseguido. El sonido de las copas de cava al brindar fue la prueba de que la foto se había podido sacar.

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