Santa Gertrudis de Fruitera bendijo ayer a sus animales tres días después del día de Sant Antoni. La plaza de la Iglesia de la localidad acogió un acto precedido por una misa solemne y una procesión que sacó a pasear al santo homenajeado. Pero la jornada se recordará por un evento recuperado después de varias décadas: la subasta en favor de la Iglesia.
La benevolencia meteorológica invitó a muchos propietarios de animales domésticos a acercarse ayer al mediodía por Santa Gertrudis de Fruitera. La localidad homenajeó a Sant Antoni como es habitual con unos días de retraso para hacerlo coincidir en domingo. Los dueños de los perros, gatos, peces, conejos, tortugas, loros... acudieron a la cita ataviados con sus mejores galas. Antes de proceder a la bendición se celebró una Eucaristía a la que siguió una procesión acompañada por las notas folklóricas de la colla de la localidad. Al finalizar el recorrido el párroco Vicent Ribas bendijo a los animales. Los últimos fueron los caballos después de la desfilada de rigor.
El momento más novedoso llegó al terminar la bendición. En ese momento los obreros de la parroquia se subieron a una tarima instalada junto al recinto religioso para subastar unas tripas de sobrasada elaborada por ellos mismos con el fin de recaudar fondos para la Iglesia. Un lugareño comentó: «Hacía muchos años que no se organizaba una subasta, que yo recuerde desde la época del cura Toni Vidal, ya fallecido, que estuvo en esta parroquia desde 1945 hasta 1952 ó 1953». Y es que las pujas habían pasado a mejor vida hasta ayer, que la parroquia decidió volver a posibilitarlas. La primera tripa salió a un precio de 2.000 pesetas, ya que la intención era establecer un fijo de salida parecido a la tarifa del mercado y esperar a que los asistentes mejoraran la cifra. Se vendió a 3.600 pesetas. Por unanimidad se eligió la antigua moneda antes que el euro.