La campaña contra la procesionaria en los bosques de Cala Boix y Cala Mestella ha concluido con la retirada, por parte de las brigadas del Instituto Balear de la Naturaleza (Ibanat), de 328 bolsones de orugas, según detalló ayer un portavoz de la Conselleria balear de Medi Ambient. La zona batida ha sido de 25 hectáreas y, según técnicos del Ibanat, fue tan «contundente» que se ha conseguido eliminar alrededor del 90 por ciento de las orugas (thaumetopea pityocampa) que amenazaban con dañar esa masa forestal. Las labores de las brigadas acabaron el pasado 21 de febrero.
Concluida esa fase, la siguiente comenzará poco antes del verano, cuando las procesionarias que se han ocultado en la tierra se transformen en mariposas y se dirijan a las acículas de los pinos para depositar sus huevos, de manera que se repita de nuevo el ciclo. En esa época el Ibanat colocará trampas con feromonas para atrapar las mariposas macho.
La instalación de trampas se «reforzará» este año en el área boscosa entre Cala Mestella y Cala Boix, así como en otro lugar donde el pasado verano se detectó la presencia de ese lepidóptero: los alrededores del faro de Portinatx. Además, existe un acuerdo con el Grup d'Estudis de sa Naturalesa (GEN) para colocar cajas-nido con el fin de facilitar la presencia de aves insectívoras en esos bosques. Según explicó el presidente del GEN, Joan Carles Palerm, el que tiene más posibilidades de anidar es el picaformatges o carbonero común (Parus major), un pequeño pájaro que se distingue por su pecho amarillo, mejilla blanca y caperuza negra.
Algunas orugas capturadas por el Ibanat fueron enviadas a unos laboratorios para estudiarlas e identificarlas. Según los datos proporcionados por Medi Ambient, de los 328 bolsones arrancados de las copas de los pinos sólo 15 estaban vacíos, es decir, las orugas ya habían descendido a tierra y se habían ocultado en lugares donde hay una temperatura de 20 grados.