Zinedine Zidane ha regresado a Eivissa en una época en la que el Real Madrid se prepara para afrontar el sprint final de la liga y de la Champions. Mientras los compañeros que no disponen de muchas oportunidades el resto del año disputaban ayer un encuentro sin trascendencia en Grecia frente al Panathinaikos, Zizou llegó a Eivissa con su familia. El astro francés descansó en la casa que su representante tiene por Jesús y centró las visitas del día en los rincones más pintorescos del municipio de Sant Josep.
Pescado y vino de Rioja compusieron los ingredientes principales de una comida poco ostentosa que Zinedine Zidane compartió con su familia en el restaurante de sa Caleta. «Estoy contento con el empate del sábado y con el gol pero queda la fase más complicada. Ahora toca desconectar un poco mientras mi equipo juega en Praga», comentaba el jugador justo después de terminar de comer.
Minutos más tarde recogió a su mujer e hijos y bajó a la playa, donde practicó el deporte rey con ellos. El balón fue a parar al agua en más de una ocasión, por lo que Zidane no tuvo más remedio que mojarse las rodillas para recogerlo. Media hora fue suficiente para la lección magistral del día.