Con treinta años a sus espaldas trabajando en el mundo del transporte de agua en Eivissa, Joan Bufí ha visto evolucionar un negocio y modo de vida que con los años ha ganado en protagonismo e importancia debido, tristemente, a la escasez de este líquido elemento entre nosotros. «Antes el agua estaba a tan sólo un metro bajo tierra en invierno y a unos tres o cuatro metros en verano. Con una azada encontrabas agua», recuerda este heredero de una empresa familiar que fundó su padre hace cuarenta años.
«Desde entonces hasta ahora las cosas han cambiado mucho. La forma de trabajar y los sistemas de los camiones y las cisternas son mucho mejores, pero la cantidad de agua de los pozos ya no es la misma», explica. Las precipitaciones registradas durante el invierno en la isla hacen que este experto en pozos de agua tenga unas previsiones de reserva mejores que las de la pasada temporada: «Parece que los pozos este año están un poco mejor», comenta Bufí.
Sensibilizado con la escasez de la materia prima con la que trabaja y de la que depende la vida y el buen funcionamiento de miles de personas y cientos de empresas, Joan Bufí defiende el ahorro del agua. «Hay que conservarla y ahorrar al máximo; no se puede tirar», explica este empresario acostumbrado a ver todo tipo de mentalidades y formas de consumo de agua. «El trabajador que tiene un sueldo intenta ahorrar, pero a la persona que viene quince días al año a la isla a su chalet le da igual y despilfarra mucho más», revela.