De cada 100 personas en España, 50 no pueden donar sangre por edad (tienen menos de 18 ó más de 65 años). Asimismo, de las 50 que quedan, hay otras 20 que tampoco pueden hacerlo debido a que tienen alguna enfermedad o, entre otras cosas, siguen un tratamiento incompatible con la donación. Así, sólo hay 30 personas susceptibles de donar sangre, pero curiosamente al final sólo lo hacen cuatro. En España hay actualmente dos millones de donantes en activo, lo que supone un cuatro por ciento de la población. España no es autosuficiente y cada año tiene que importar 150.000 litros de plasma congelado de Estados Unidos.
«Necesitamos 500.000 donantes más para conseguir la autosuficiencia», explicó ayer a este periódico el presidente de la Federación Española de Donantes de Sangre y de la Organización Mundial, Martín Manceñido. Lo mismo sucede en Eivissa, donde hay 2.126 donantes en activo (27'3 por cada mil habitantes) y, según el presidente de la Asociación de Donanates de las Pitiüses, Antonio Sepúlveda, se necesitan 1.000 donantes más para no depender de nadie. Estas son las cifras.
Martín Manceñido está estos días en Eivissa conmotivo de la celebración del Encuentro de Donantes de Sangre entre las delegaciones continentales de Europa y Africa, que contará con la participación de 10 países. Este encuentro servirá para dar a conocer a los países africanos los detalles de la nueva normativa Europea que regula las donaciones de sangre. «El respeto al movimiento asociativo y las exigencias en materia de control y seguridad son algunos de los aspectos más destacados de este nuevo reglamento que queremos que sirva de referencia en todo el mundo», explicó Manceñido.
La normativa europea establece que la donación debe ser altruista, pero deja abierta la posibilidad de compensar a los donantes en caso de extrema necesidad. «En esto no estamos de acuerdo ya que crea un precendente que puede sentar mal a los que donan sangre de forma altruista», subraya. En Estados Unidos se pagan hasta 50 dólares por una bolsa de medio litro. También se compensa la donación en los países del este de Europa y América latina. Manceñido hace especial hincapié en que «la sangre es un órgano líquido con el que no se puede comerciar».