Dalt Vila volvió a vestirse de largo por tercer año consecutivo para conmemorar su nombramiento como Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Las principales calles de la zona amurallada volvieron a convertirse y caracterizarse como siglos atrás para atraer a los primeros cientos de personas. Artesanía, gastronomía y espectáculo se unieron y dieron la mano para obligar a todos los visitantes de la 'Eivissa Medieval' a inmiscuirse en una de las épocas históricas de mayor riqueza cultural y anecdótica.
Como si de una gran feria de cualquiera de los años enmarcados en el Medievo se tratase, las nueve zonas en las que se ha dividido este año el casco antiguo volvieron a revivir los mercados de antaño donde el mestizaje de culturas, personas y productos era un hecho de lo más cotidiano en una Eivissa mercantil, parada obligada de cientos de antiguas naves camino de Flandes y distintos puntos de Europa.
Actuaciones de calle con numerosos animadores abordarán a los viandantes que hasta el domingo se acerquen hasta el corazón de la ciudad a la que está previsto que acudan miles de personas. Música y actuaciones teatrales completan el programa centrado en diferentes aspectos culturales de la Edad Media pensadas para gente de todas las edades y con todo tipo de inquietudes.