Un nuevo boicot impidió que los camiones subcontratados por Dragados para transportar la arena vertida en es Figueral a otras playas de la isla reanudaran su trabajo por la mañana. Por la noche alguien vertió agua en el depósito de gasóleo y aceite en el radiador de la retroexcavadora, impidiendo que los camiones pudieran cargar.
Los vecinos y empresarios no bloquearon ayer con sus vehículos el paso a los camiones por lo que a las 8 horas éstos ya invadían de nuevo la playa para llevar arena a otras zonas de la isla. Pero de allí ya no se movieron. Durante toda la mañana se quedaron plantados en la playa a la espera de que un mecánico subsanara el problema, lo cual puede tener un coste cercano a las 400.000 pesetas. La pala mecánica no pudo ponerse en marcha hasta la tarde, que fue cuando los camiones reanudaron su actividad.
La empresa Dragados puso los hechos del boicot en conocimiento de la Guardia Civil, que llegó a la playa poco después de las 11 horas para instruir un atestado. Los vecinos de la playa decían no saber nada del sabotaje. Por su parte, el jefe de sección de Obras y Proyectos de Demarcación de Costas en Balears, Carlos Jover, llegó a es Figueral al mediodía para comprobar in situ el estado de las obras que se realizan en la playa. Jover recriminó a los vecinos su actitud, que no ha hecho más que retrasar los trabajos. «La arena que se están llevando los camiones es para otras playas, tal y como está previsto en el proyecto. Este se va a hacer, por lo que lo único que se ha conseguido es retrasarlo», explicó Jover a este periódico.
El responsable de obras de Costas en Balears informó a los vecinos de que aún está previsto el traslado de otros 5.000 metros cúbicos de arena, pero se comprometió a que el miércoles los camiones ya hayan terminado el trabajo. Calculó que después necesitarán una semana más para distribuir la arena por la playa y dejarla en perfecto estado. «Me comprometo a que para el día 1 de junio la playa ya esté lista», dijo a los vecinos. Estos mantienen que ya no van a poner más trabas pese a que no están nada de acuerdo en cómo se han hecho las cosas. «Nosotros ya hemos pagado la concesión y llevamos quince días sin poder sacar las hamacas», apunta un empresario.