La consellera balear de Medi Ambient, Margalida Rosselló, presentó ayer oficialmente a la nueva directora del Parque Natural de ses Salines, Paula Goberna, licenciada en ciencias Biológicas por la Universidad de Valencia y que ya ha trabajado en investigaciones marinas, además de tener experiencia en gestión de zonas protegidas. Goberna lo tendrá difícil para variar mínimamente en lo que queda de verano el desolador panorama que ofrece actualmente ses Salines, donde la presión humana es, aparentemente, superior a la de temporadas pasadas: miles de vehículos aparcan en la antigua reserva (incluso encima de donde fueron arrancadas decenas de sabinas), cientos de embarcaciones fondean en su litoral, los chiringuitos ocupan sistemas dunares y pinchan música a todo volumen, y los caminos de tierra interiores parecen auténticas carreteras nacionales, tanto por el número de vehículos que trnbsitan por ellos como por la velocidad que adquieren.
Rosselló y el director general de Biodiversidad, José Manuel Gómez, admitieron que poco van a poder hacer esta temporada, y explicaron que se centrarán en el asunto que consideran de «máxima prioridad»: la regulación de los fondeos y el balizamiento de la costa.
En las dos próximas semanas Goberna dispondrá de tres agentes medioambientales (dos en Eivissa y uno en Formentera) para empezar a trabajar en la zona, entre otras cosas para «controlar las actividades no deseadas que son contrarias a la protección de ese espacio natural», en palabras de Gómez. Además, habrá otros tres técnicos de la Conselleria balear d'Agricultura i Pesca dedicados a vigilar la reserva marina. En total, habrá diez personas en ses Salines: la directora, los tres agentes, dos técnicos y una brigada. Próximamente se redactará el plan de uso y gestión y se creará el Patronato del Parque.