Dos submarinistas comprobaron el martes in situ que el barco arenero que extrajo arena del banco del Racó de sa Talaia para regenerar las playas de es Figueral, Aigua Blanca y s'Arenal de Sant Antoni en abril y junio no sobrepasó el área acotada por el Instituto del Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea) para evitar daños en las praderas de posidonia. Antes de que se llevara a cabo la regeneración de las playas, el Imedea realizó un estudio, a petición de la Demarcación de Costas, y un informe sobre cómo se debía realizar la operación a fin de evitar un impacto sobre las extensiones de posidonia y otros organismos vivos del lecho marino.
El Imedea acotó un área de 42 hectáreas donde el barco podía succionar arena sin riesgo de dañar los bosques submarinos de posidonia, que se encuentran a al menos 200 metros de distancia. Asimismo, el equipo de científicos subrayó la importancia de que el dragado no excediera de una profundidad de 20-30 centímetros.
El Govern balear, sin embargo, sospechaba que la empresa contratada por la Demarcación de Costas no había seguido las recomendaciones de los científicos del Imedea, tal y como sucedió en Mallorca. Precisamente, el Govern balear encargó un estudio, que coordinó el geógrafo de la Universitat de les Illes Balears Jaume Servera, en el que se constató que el barco arenero que extrajo arena en Mallorca había sobrepasado los límites marcados en el banco de arena de Banyalbufar y había arrasado buena parte de la pradera de posidonia.
Ante la posibilidad de que hubiera podido ocurrir lo mismo en las Pitiüses, el Ejecutivo autonómico también encargó a Servera una inspección del banco de arena de sa Talaia para comprobar si el barco arenero había dañado la posidonia. La idea inicial era que si los buzos detectaban un impacto sobre la posidonia, se haría después un estudio más exhaustivo similar al que se hizo en Banyalbufar. «Esta decisión corresponde ahora al Govern, pero no se ha detectado nada fuera de lo normal, entendiéndose por ello daños sobre la pradera de posidonia y cinoidea [un alga], próxima al área de extracción», explicó ayer a este periódico Servera. Lo que los buzos no pueden asegurar, según Servera, es si el barco draga sobrepasó los 20-30 centímetros de profundidad de extracción recomendada por los científicos.