La Mesa del Taxi del Ayuntamiento de Eivissa determinó ayer que es necesario extremar al máximo el control a la actividad de los taxis pirata (coches sin ningún tipo de licencia que cargan pasajeros en cualquier lugar) entre las que destaca la presencia de una unidad de policías locales de paisano unidas a otras medidas que el primer teniente de alcalde, Pedro Campillo, no quiso avanzar «para que los infractores no estén sobre aviso y sean más efectivas».
Campillo reconoció que esta práctica está proliferando de manera alarmante y que han contabilizado «entre 9 y 10 vehículos que realizan esta práctica» a los que han tomado la matrícula.
El mayor problema a la hora de actuar contra esta ilegalidad es que «es preciso que el cliente que accede al taxi pirata quiera denunciarlo una vez que se para e inspecciona el vehículo». La realidad es que en buena parte de las ocasiones esto no sucede.
Campillo aclaró ayer que hay dos tipos de vehículos que realizan esta infracción: taxis que ya no lo son y vehículos de alquiler que son «amortizados» de esta manera irregular. El teniente de alcalde quiso dejar claro que esta clase de vehículos caen en todo tipo de infracciones: desde la competencia desleal, pasando por no pagar impuestos por actividades económicas ni a Hacienda.
En las ciudades del primer mundo «no se encuentra un taxi pirata; las ciudades donde los hay no son el modelo en el que nos queremos ver», remarcó, añadiendo que «esto no es Cuba».
Campillo también constató otros temas como que el convenio del sector del taxi con los hoteleros para mantener bien atendidos estos establecimientos «no está funcionado tal y como debería y se esperaba». Otro de los temas preocupa al Ayuntamiento es que los servicios al hospital estén más que garantizados dadas las especiales y delicadas circunstancias en las que se suelen producir las salidas y las entradas en este centro.