«En diez años no se ha hecho mantenimiento del edificio», aseguró la consellera de Benestar Social del Consell, ante el estado del edificio. Pese a que la obra es relativamente nueva, no tiene más de diez años, el estado del edificio deja mucho que desear. «Cuando se hizo estaba muy bien, pero lo que no se puede hacer es estar diez años sin hacer absolutamente nada», explicó Hernanz.
La residencia geriátrica contará con su propio personal de mantenimiento con autonomía respecto al Consell. A partir del año que viene habrá cuatro personas centradas en este edificio. La consellera reconoció la necesidad de «darle un impulso a la residencia», tanto en obras como personal y funcionamiento.
Ante las críticas de los familiares, Hernanz rompió una lanza a favor del personal de la residencia de Cas Serres. «Estoy convencida de que son muy buenos profesionales, pero hay que dotarles de medios y me gustaría que quedara claro que las críticas no son de hoy. Es muy duro el trabajo en una residencia geriátrica». En su opinión, si «ha habido deficiencias es por falta de medios o exceso de concentración de trabajo. Hay que prestar a la residencia de todos los medios que se necesita».
El Consell contempla una inversión económica de 163.800 euros en los presupuestos de 2003 para la contratación de 16 personas nuevas y las obras de reforma. La institución insular quiere hacer unas mejoras en el centro que irán desde el cambio de tuberías hasta la instalación de nuevas barandillas de las habitaciones de la residencia. «No se podía salir ni a las terrazas, porque había el peligro de que se rompieran y la gente sufriera un accidente», explicó Carles Canes, asesor de la Conselleria de Benestar Social.