Veinticinco aniversario de una patronal que en su día marcó una impronta en el mundo turístico nacional y europeo, pero la cena de Nadal se convirtió en un evento con total ausencia de espíritu navideño y sólo en un acto, salvo la actuación de Agustín «El Casta» y la «Coral de Alcúdia», reivindicativo, mordaz y hasta hiriente contra el Govern del Pacte de Progrés y el conseller de Turisme, Celestí Alomar.
Unas 700 personas escucharon lo que querían escuchar, dejando al margen la memoria histórica y sólo teniendo la vista en mayo de 2003. El presidente de los hoteleros, Pere Cañellas, tiró a matar y no se andó por la ramas a la hora de los calificativos, acusaciones y denuncias públicas sobre determinadas actitudes que han imperado a lo largo de este año, «un annus horribilis».
Pero sin duda alguna, la intervención del fundador de la Federación Hotelera de Mallorca, Miquel Codolà, con su vehemencia y elocuencia y fácil verbo, fue el que dejó aún más claras las cosas. Dijo de todo, pero sólo de la forma que él lo puede hacer: no insultó a nadie ni dio nombre, pero su mensaje provocó que el Casino Palladium quedara por unos instantes subyugado por este hombre que pese a quien pese, todavía tiene más cuerda que algunos de los que hoy en día están en activo.
Codolá pidió la unión: «Tenemos que ser como una piña, no hay que bajar la guardia en ningún momento porque el momento es muy difícil. Los resultados son nefastos, por lo que urge dar un cambio de timón, pero para ello debe imperar la unidad entre todos vosotros».
Y lamentó profundamente que hoy en día, «nos consideren (a los hoteleros) culpables de todo lo que ha pasado. Es por ello, que os pido que seais valedores constantes del buen prestigio que ha caracterizado a esta tierra... «No bajéis la Guardia».