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La cruz de compartir el alquiler de una casa con otras 14 personas

Los inmigrantes se ven obligados a vivir hacinados para hacer frente al alto coste y la falta de viviendas para arrendar en Eivissa

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El colectivo de inmigrantes es a quién más le afecta el problema de escasez de vivienda de alquiler en Eivissa, así como su alto coste. Figueretes, Platja d'en Bossa, Los Molinos y el Paseo Marítimo son las zonas donde viven el mayor número de personas con dificultades, según revela el estudio social de Provivienda realizado para el Ayuntamiento de Eivissa.

Provivienda apunta que el precio medio del alquiler de una vivienda de dos o tres dormitorios en Figueretes puede alcanzar los 720 euros (120.000 pesetas), mientras que una de dos habitaciones en Platja d'en Bossa se sitúa en torno a los 600 euros (100.000 pesetas).

El elevado coste de la vivienda provoca que como mímimo se junten cinco personas en un inmueble reducido. Provivienda, que extrae este dato de una serie de entrevistas realizadas a las organizaciones Cáritas, Justicia y Paz, el Centro de Información al Trabajador Extranjero (Cite) de CC OO, el sindicato USO y la Asociación Zero's Publisher, destaca que es muy frecuente que tres familias compartan una misma vivienda. El número de personas que, en este caso, viven hacinadas bajo el mismo techo (dos o tres dormitorios como mucho) puede ser de nueve hasta 15 personas.

Además de la inestabilidad laboral, añadido a la falta, en muchos casos, del permiso de residencia, destaca la necesidad que tiene este colectivo de enviar dinero a su país de origen, lo que provoca la sobreocupación de las viviendas. El precio medio del alquiler de habitaciones en arrendamientos compartidos oscila entre 120 (20.000 pesetas) y 150 (25.000 pesetas) euros, con un máximo de 300 euros (50.000 pesetas) mensuales. Provivienda recogió el testimonio de una persona que pagaba 90 euros (15.000 pesetas) al mes por el arrendamiento de una terraza a la intemperie en un piso y sin muebles.

El estudio de Provivienda desvela, asimismo, que algunos de los grupos de personas con dificultades mantiene que si tuviesen a su alcance pisos más baratos posiblemente no dejarían de vivir hacinados ya que ello les permitiría enviar más dinero a la familia. Esta valoración se da, eso sí, entre las personas que califican su estancia en la isla como algo «temporal y pasajero». Los ecuatorianos son los inmigrantes que tienen más problemas para conseguir una vivienda ya que la llegada de este numeroso colectivo a la isla se ha dado en los últimos años, coincidiendo con la caída del parque de viviendas de alquiler y la subida generalizada de los precios.

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