El lema 'Limpiemos Galicia de chapapote' se podía leer ayer en el suelo de la Plaza del Parque. Durante 12 horas la solidaridad tomó este rincón de la ciudad de Eivissa en forma de música, actuaciones y mucha información sobre Galicia. En una mesa se vendía ribeiro y 100 kilogramos de mejillones gallegos que un grupo de voluntarios había estado limpiando durante gran parte de la mañana. Mientras, al lado, la Asociación para la Defensa Ecológica de Galicia (ADEGA), había instalado un puesto informativo para que la gente conociese su trabajo y, en general, todo lo que está sucediendo en Galicia más de cerca. Zumos de aloe vera, limón y miel o una queimada que se preparó a última hora de la tarde, fueron otras de las propuestas que se ofrecieron para recaudar fondos destinados íntegramente a la asociación gallega. Además, en cada una de las mesas se habían instalado huchas en las que la gente podía dejar sus donativos.
El festival que ayer se desarrolló en Eivissa ha sido organizado por un grupo de gente de la isla que, capitaneados por Pep Ribas, decidieron que había llegado el momento de que las personas afectadas por el vertido del Prestige recibieran el apoyo de los ibicencos. Aunque las condiciones meteorológicas habían mejorado considerablemente respecto al día anterior, el frío era intenso y a media mañana llovió ligeramente, una coincidencia que, en opinión de Pep Ribas, hizo que «mucho menos público del previsto» se acercase a la plaza.
Por la mañana, La Tribu de las Ranas, Emilio Caparrós, Slin Díaz, el Mago Alexis, Javier y sus Muñecos, un espectáculo de artes marciales, Franchesca o la payasa Rachel, se encargaron de entretener a los más pequeños, mientras que por la tarde, otro tipo de actuaciones, como la de Jean Michel y Manolo Díaz, Paco Fernández, el baile hip-hop de Born to Shake, el blues de Muriel o los grupo Gaya o De Cachondeo, pusieron el toque musical a la jornada. Aunque la recaudación no se conocerá hasta el día de hoy, las aportaciones continuaron durante toda la noche ya que la fiesta prosiguió en el bar Blues, donde había que pagar una entrada de cuatro euros.
«Lo importante es que la gente pase por las mesas, especialmente por la ADEGA, donde tienen toda la información», comentaba ayer Pep Ribas, quien aprovechó para agradecer su colaboración a los numerosos establecimientos que habían colaborado aportando donativos o regalando el material. Xabier Pumariño, vocal de biodiversidad de ADEGA, explicó que esta había sido la primera ocasión en que habían viajado a un festival de estas características en otra ciudad, «a excepción de un concierto que se hizo en la Bretaña Francesa justo después del desastre», apuntó. l Sara Yturriaga