SARA YTURRIAGA
Aunque Rosa Bachs Lleal llegó al mundo un 13 de enero del año 1903
en la localidad barcelonesa de San Adrián del Besós («en la
Catedral de Barcelona», como ella misma se encarga de remarcar), un
día, hace unos 20 años, se trasladó junto a su marido y su hija a
Eivissa, al barrio de ses Figueretes, y desde entonces ha vivido en
la isla. Ayer celebró sus 100 años de vida rodeada de familiares y
amigos que la agasajaron con regalos y que no cesaban de recordarle
lo bien que se conserva. Y es que esta mujer que trabajó como
planchadora de la clase alta de Barcelona que acudía noche tras
noche al Liceo, recuerda el nombre exacto de las calles y los
lugares que fueron importantes para ella. Rememora los pedidos que
le hacían en la calle Diputación, la casa en la que vivió al llegar
a la isla, en la calle Tarragona, o los bailes que se marcaba con
su marido en la sala de fiestas 'La Bohemia'. «Cuando bailaban la
gente se apartaba para verlos», dice su hija, Carmen Gandasegui.
Ahora Rosa vive con ella, dice estar «en la gloria» y no ha perdido
sus costumbres, ya que continúa haciendo ganchillo, bebiendo un
poquito de güisqui los fines de semana y planchando las camisas,
aunque ahora son las del marido de su nieta, Jaime, las que deja
impecables sin necesidad de utilizar almidón, como entonces. A sus
100 años, Rosa no deja de sonreír, ella dice que porque de ha
vivido «bien» y ha bailado «mucho».
Rosa Bachs: «Me conservo bien porque he bailado mucho»
A sus 100 años, esta catalana disfruta de la vida y recuerda sus años de planchadora