La Conselleria de Medi Ambient del Govern balear comenzó el pasado domingo las pruebas para la conexión energética de la planta de producción de agua desalada de la ciudad de Eivissa a la central de Gesa, situada a unos centenares de metros. Esto permitirá acabar de forma definitiva con el ruido que los grupos electrógenos propios de la planta desaladora producen al generar la energía que se necesita para que ésta funcione y que han sido motivo de controversia vecinal por las molestias de provocan. El ruido de los motores a gasoil podían ser oídos con perfecta nitidez desde muchos centenares de metros a la redonda.
Según explicó ayer la Conselleria a través de una nota de prensa, la conexión con Gesa también se traducirá en una mayor seguridad en el suministro eléctrico, y, en consecuencia, una mayor continuidad en el funcionamiento.
La potencia que se contratará con la compañía eléctrica será de 2.500 kw para producir un caudal de 2.500 metros cúbicos al año; también se ha llegado a un acuerdo para el mantenimiento de los equipos de mediana tensión.
Por este motivo, a lo largo de esta misma semana se irán realizando pruebas hasta que la planta de tratamiento de agua de mar se conecte definitivamente a la red eléctrica general. El proceso será paulatino hasta poder dejar inactivos a los grupos diesel de la propia estación.
Por este motivo, hasta que la conexión no sea total el caudal no producido tendrá que ser sustituido por otro equivalente, por lo que se ha solicitado a Sogesur, empresa concesionaria del servicio de suministro de agua potable, que «lleve a cabo la gestión de la diferencia», lo que supondrá un empeoramiento temporal de la calidad del caudal, más salino que cuando la potabilizadora está a pleno funcionamiento.
La desaladora de Eivissa tiene una capacidad nominal de producción de 9.000 metros cúbicos al día y está modulada en tres líneas separadas capaces de producir 3.000 metros cúbicos cada una de ellas.