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Marí niega que vaya a utilizar sus diez concejales como rodillo

Tigeras no votó en contra del alcalde porque deposita en él la confianza de ejecutar propuestas del Pacte

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Un aplauso prácticamente unánime de los presentes en la sala de plenos del Ayuntamiento de Sant Joan recibió la entrada de Antoni Marí Marí, Carraca, incluso antes de ser proclamado formalmente como primer edil. El candidato del Partido Popular recibió el apoyo de los diez miembros de la corporación que ha logrado el PP (en 1999 obtuvieron cinco concejales). El único concejal del Pacte en el Ayuntamiento (fueron tres en 1999), Eduardo Tigeras, prefirió no votar en contra de la candidatura popular y se abstuvo, «a modo de gesto de confianza» sobre la intención del alcalde de llevar adelante propuestas que el Pacte incluye en su programa.

«Hoy no se produce un cambio en el Ayuntamiento de Sant Joan sino un punto y aparte», dijo ayer el alcalde, que negó que el hecho de que sean diez contra uno vaya a suponer una actitud de apisonadora por parte del equipo de gobierno. «La postura es de diálogo y de consenso con todas las fuerzas en el ayuntamiento», recalcó y añadió que aunque «el resto de colectivos y ciudadanos van a ser escuchados» no permitirá nunca «que las ideas personalistas, individuales pasen por encima de lo que consideramos el verdadero interés de Sant Joan». En el discurso de toma de posesión de Carraca, éste insistió en agradecer varias veces a los funcionarios del Ayuntamiento el trabajo realizado.

Eduardo Tigeras, cabeza de lista del Pacte y único concejal de izquierdas en el Consistorio confesó ayer que le parecería «una ridiculez» votarse a sí mismo «porque no tiene ningún sentido». Tigeras ejercerá la labor de oposición «vigilando que no se cometa ninguna arbitrariedad ni abuso; que es fácil que ocurra dado que hay diez concejales». Tigeras expresó su deseo de que «sean cuatro años maravillosos». Ejercerá la crítica «cuando las posturas no sean para mejorar el municipio sino para defender intereses particulares y partidistas». Prueba del punto de partida desde el entendimiento fue el apretón de manos con el que Tigeras felicitó -fue el primero en hacerlo- a Marí.

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