De las 90.500 toneladas de residuos que se recogerán aproximadamente al año, habrá aproximadamente 56.000 de rechazo (no se podrá aprovechar), lo que supone el 60 por ciento del total. Estos residuos se acumularán en el vertedero. Las instalaciones de ca na Putxa estarán divididas en las plantas de triaje, tratamiento de materia orgánica y el vertedero donde se acumulará el material de rechazo. La planta de transferencia de Formentera, que se construirá en la zona de Cap de Barberia, servirá para hacer una primera selección de todos los residuos antes de su envío a ca na Putxa.
El vertedero también dispondrá de dos celdas enterradas herméticamente bajo una cubierta vegetal para el almacenamiento de residuos sanitarios tipo B (yeso de una escayola, por ejemplo) y restos de animales sin incluir los despojos MER. También está prevista la construcción de un edificio de administración, que incluirá un aula medioambiental. De la misma manera, está previsto la construcción de un pasillo que recorrerá todas las instalaciones para que se pueda seguir todo la cadena de tratamiento desde fuera.
Una vez superado el proceso de triaje, el material no reciclable, incluidos los lodos de las depuradoras pasarán por un proceso de biometanización para la obtención de biogas, con el cual se producirá energía eléctrica. La Unión Temporal de Empresas, formada por FCC, Urbaser, Cespa y Herbusa, adjudicataria de las obras de construcción de las instalaciones y gestión del nuevo servicio, calcula que podrá producir ocho millones de kw/h al año para autoconsumo (todas las dependencias necesitarán sólo 5.000 kw/h al año) y el suministro a la red eléctrica. Como referencia, la producción eléctrica del vertedero prevista sólo supone el 1,5 por ciento del consumo energético de Eivissa y Formentera en 2002. La unión de empresas tiene la obligación por ley de conectar este flujo eléctrico a la red y la compañía suministradora (Gesa) de comprarlo.