«Cuando acabaron los fuegos, quedamos en estudiar una reubicación para el próximo año, pero hacen falta autorizaciones. Entiendo que hubo una parte [de los fuegos de artificio] que no se vio como se hubiera deseado. Entiendo por tanto su petición y la comparto», dijo Palau.
La petición a la que se refiere el presidente pitiuso es la que va a presentar un grupo de empresarios del puerto, concretamente de la calle Garijo, para que en 2004 los fuegos artificiales se lancen desde el muro del puerto, es decir, desde donde se ha hecho en años anteriores.
Otra posibilidad que estudiará el Consell es lanzar los fuegos desde la plaza da la Catedral, en el punto más alto de Dalt Vila. Este lugar dejó de utilizarse como punto de lanzamiento porque en 1997 los restos de un cohete rompieron una vidriera de valor histórico, un problema que se soluciona instalando una red de protección.
La ventaja de lanzar los fuegos desde la Catedral es que explotan en una zona de la bahía cercana al puerto, que es donde más gente se congrega para disfrutar del espectáculo y que, además, iluminan con mayor intensidad los edificios de Dalt Vila, la Marina.
Ayer, tras el lanzamiento de los fuegos, que han costado 36.000 euros, el comentario general era de insatisfacción. «El público estaba defraudado porque no pudo ver los fuegos en condiciones porque se lanzaron desde demasiado lejos, se oían pero no se veían, y además fue un caos total, todo el mundo estaba desorientado. La Autoritat Portuària cerró el dique viejo, así que era imposible acercarse para ver mejor», criticó ayer un portavoz de los bares y restaurantes de la calle Garijo. «Los comerciantes esperamos la fiesta mayor para hacer un duro y la gente se tiene que ir cabreada porque los fuegos han sido un desastre. Esperemos que esto no se vuelva a repetir», pidieron los comerciantes del puerto.
Como todos los años, el puerto se llenó a rebosar, de forma que para salir del lugar las colas de coches que se formaron eran de pesadilla. A esta frustración se sumó la de haberse desplazado hasta Eivissa para ver los fuegos y no haberlos disfrutado en condiciones.
Las críticas hacia el Consell por haber elegido el dique de Botafoc como punto de lanzamiento eran fáciles de escuchar.