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Críticas ecologistas ante la aparición de una nueva tortuga muerta

El galápago apareció en la zona de ses Platgetes en Formentera

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La aparición ayer de una caretta caretta o tortuga boba en la zona de ses Platgetes sirvió para que representantes ecologistas denunciaran una vez más el descontrol existente sobre las glandes flotas que faenan en aguas mediterráneas y en especial de los palangreros que acostumbran a ser muy voraces con las tortugas ya que según fuentes de Adena y Greenpeace, entre 40 y 50.000 tortugas mueren anualmente por prácticas pesqueras abusivas e incontroladas.

La tortuga fue descubierta por un ciudadano alemán que alertó a los responsables del GOB de Formentera y al agente medio ambiental de la isla que sobre las seis y media de la tarde acudían a Ses Platgetes, en la zona de es Carnatge y a pocos centenares de metros de es Caló para inspeccionar a la tortuga muerta. Según los primeros datos se trataba de un ejemplar de alrededor de 30 años y con unas medidas aproximadas de concha de 65 de largo por 50 de ancho, circunstancia que sólo pudo ser corroborada de forma aproximada ya que entre el momento del descubrimiento y el de la presencia de responsables medio ambientales, alguien separó el caparazón de la tortuga para, presumiblemente, llevárselo como trofeo.

El ex presidente del GOB en Formentera y actual máximo responsable de este organismo a nivel balear, Xavier Àlvarez, denunció que casos como este «se producen debido a la falta de control y regulación eficaz de las grandes flotas pesqueras que revierten de forma notable sobre las especies y recursos marinos». En este sentido Àlvarez recordó que los estudios efectuados denotan que «actualmente hay tan solo entre el 10 y el 20% de la biomasa que existía hace 50 años», circunstancia que se desprenden de los datos de capturas que se han quintuplicado en los últimos años.

Sobre la caretta caretta o tortuga boba, Àlvarez subrayó que «son presas fáciles de los palangreros que pese a ser una especie no deseada, es decir que su captura y comercialización está prohibida, por el tipo de artes que utilizan, se cobran muchas tortugas y cuando lo ven, se limitan a cortar el hilo y dejarlas a su suerte».

Un estudio conjunto del GOB y de Greenpeace remarca que son entre 40 y 50 mil las tortugas atrapadas anualmente por los palangreros o las grandes flotas que faenan de forma incontroladas, una similitud en cuanto a falta de control para los ecologistas con la temporada del atún rojo en el mar Balear.

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