Los animales son los que peor llevan el calor, y más aún las aves (pollos), que, según explica el responsable técnico del departamento de Agricultura del Consell, Joan Ferrer, sólo disponen de la respiración (no sudan) para combatir las altas temperaturas. Aparte del aumento del número de muertes, el ciclo de crecimiento de las aves jóvenes se ve interrumpido por su falta de capacidad para rebajar la temperatura corporal, según explica Ferrer.
La ola de calor también tiene un efecto letal sobre los animales más viejos de otras especies de ganado, como la cabaña ovina. «Los cambios bruscos de temperatura les afecta mucho. Les cuesta respirar con este calor tan fuerte, por lo que se da un aumento de la mortalidad», explica a este diario un agricultor y ganadero de la isla.
El calor también afecta severamente a las plantas, aunque los agricultores se afanan en aplicar medidas para evitar que la producción se vea mermada por ello. Los tomates y pimientos son los productos de la huerta que sufren más problemas a consecuencia del sol, que quema el fruto.
Por otra parte, las flores de los tomates no polinizan a causa de las altas temperaturas, por lo que se producen menos frutos. Para evitarlo, los agricultores, entre otras cosas, dosifican el riego para que las raíces de la planta estén húmedas durante más tiempo. No se trata de dar a la planta más agua, sino más veces.
Al igual que lo que ocurre con el tomate, el sol puede llegar a quemar las frutas por excelencia de estas calurosas fechas: la sandía y el melón. Por ello, los agricultores utilizan la hoja de la propia planta como parasol para intentar reducir su exposición a los rayos del sol. Asimismo, si se aporta un exceso hídrico a estos frutos, por el aumento de su capacidad de absorción, se corre el riesgo de que se rompan. Este es uno de los problemas fisiológicos derivados del fuerte incremento de las temperaturas.
Otros procesos físicos derivados del calor es la aparición de una mancha negra (la peseta) en la base del tomate, que afecta a su comercialización, producido por una carencia de calcio. Las altas temperaturas aumentan el riesgo de algunas plagas como el mirador del naranjo, la araña roja y la acariosis del tomate.