El viernes una inverosímil llamada telefónica alertaba a la Policía Local de Formentera de que un burro paseaba tranquilamente por la PM-820 a la altura de es Caló. Tal y como pudieron comprobar los policías que se personaron en el lugar de los hechos, se trataba de un auténtico cuadrúpedo que vagaba en libertad. Como el solípedo no atendió a razones, los funcionarios municipales decidieron su captura para evitar males mayores y problemas en el tráfico, pero visto el tamaño del animal, que por descontado no cabía ni en el coche patrulla ni en el de la perrera municipal, se optó porque un funcionario se diera un paseo de casi diez kilómetros, desde es Caló hasta el matadero, tirando de él; por cierto, no presentó grandes problemas en dar el largo paseo.
Al matadero fue conducido no para su sacrificio sino porque es el único lugar, aparte de las caballerizas privadas, que cuenta con recintos adecuados para un animal de tales dimensiones. Concretamente, se le ubicó en uno de los corrales que en el futuro, cuando el matadero finalmente funcione, albergará las reses antes de su sacrificio. El pasado domingo, fiesta del Pilar, patrona de la Mola, pero también de la Benemérita, el solípedo en cuestión fue doblemente protagonista. La Guardia Civil, cuya Casa Cuartel está contigua al matadero, temía que en los actos en honor de la patrona de pronto, en especial los más solemnes y de mayor silencio, se oyeran los rebuznos del animal pero afortunadamente no fue así ya que el asno o burro, mostró un silencio absoluto durante la ceremonia; sin embargo pronto corrió la voz de la presencia del mismo y tras el protocolo innumerables personas, niños, mayores y hasta políticos como el alcalde de la isla, se personaron en las dependencias del matadero para ver a tan insólito huésped.
Guillermo Romaní