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Variedad y calidad venida de los más diversos rincones del mundo

La primera tienda de comercio justo se inauguró ayer en Eivissa con muchas expectativas de futuro

A la inauguración acudieron muchas personas dispuestas a aportar su granito de arena. FOTOS: M. TORRES

Como cambiar el mundo yendo de compras' es el lema o slogan de la única tienda de comercio justo que hay en Eivissa. Se llama 'S'altra Senalla' y se inauguró ayer con muchas expectativas y proyectos de futuro. Una idea solidaria que intenta cambiar la situación de desigualdad Norte-Sur comerciando con los productos de pequeños productores del Tercer Mundo en igualdad de condiciones.

«Desde la Fundación Deixalles vimos que sería una buena iniciativa para poner en marcha una tienda así en Eivissa. Lo primero que hicimos fue hablar con el Fons Pitiús, porque queríamos que fuera algo de todos, que colaboraran otras asociaciones y que se implicaran los demás colectivos solidarios de la isla. Nos reunimos con las ONGs y todos lo vieron con buenos ojos. Todos se ilusionaron al ver que podía ser una realidad en Eivissa y nos pusimos manos a la obra», explicó Josep Ramon Balanzat, responsable de la tienda.

Una utopía que ha logrado salir adelante con el esfuerzo de muchos y que ha ideado un original sistema de financiación, aparte del dinero que han obtenido del proyecto PAI (Programa de Actuación Integral), un convenio firmado con el SOIB. «Los préstamos solidarios son de 60 euros cada uno y es muy importante que la gente sepa que no son donativos, sino que son como contratos que a nosotros nos ayudan a pagar los gastos y que la Fundación se compromete a devolver en un plazo máximo de tres años, más el IPC. De esta forma, ni se pierde ni se gana. Es una fórmula alternativa de financiación que no implica pasar por la banca», explicó Balanzat. «Estamos empezando a vender estos préstamos y ya hay mucha gente que ha colaborado y lo ve con muy buenos ojos», añadió. Otra de las peculiaridades es que, excepto dos personas que han contratado, la tienda va a estar atendida por voluntarios. «Casi sin movernos ya tenemos más de una docena de personas voluntarias», dijo Josep Ramon Balanzat.

Los precios son algo más caros de lo normal, pero es porque este comercio paga a sus proveedores un precio justo por los productos.

S. M. Debelius
Hay una gran diversidad de productos, tanto alimenticios, de decoración y ropa, de diferentes rincones del planeta. Cus-cus de Palestina; tallas africanas de Mozambique donadas por la ONG 'Dignidad'; telas y camisetas hechas en Bangladesh; canela, comino, pimienta negra, curry y otras especias de Sri Lanka; café de Nicaragua; collares y pulseras; cuadernos; blocs; teteras y tazas de cerámica; instrumentos musicales étnicos; juegos de baño; monederos hechos en Nepal; marionetas para los más pequeños de Bangladesh; Mecca Cola; ron cubano; Cabernet Sauvignon de Chile; pasta ecológica; frutos secos; bombones; galletas; cereales; miel de México; cuentos para niños; fundas de cojines; bolsos y hasta belenes en miniatura para ir preparando la Navidad. Mucha variedad para representar un poco cada país.

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