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Los usuarios de Formentera se rebelan contra el horario de las conexiones

Consideran inadmisible que a partir de las seis y media de la tarde la isla quede totalmente aislada

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La ciudadanía de Formentera se muestra contrariada por el horario de las barcas que cubren el trayecto entre la Savina y Eivissa ya que considera inadmisible que a partir de las seis y media de la tarde Formentera quede totalmente aislada.

«El actual horario es una muestra de menosprecio a los formenterenses -asegura un empresario de la isla-, ya que se nos priva de un derecho constitucional como es el de la movilidad». Se sienten discriminados por las compañías que operan entre islas ya que en verano hay multitud de barcos orientados básicamente al turismo y cuando éste se va «a nosotros que vivimos todo el año en Formentera -resalta Paco- que nos zurzan, que nos parta un rayo; para las navieras somos un cero a la izquierda y no contamos en absoluto».

En la actualidad el único servicio de embarcaciones de alta velocidad entre ambas islas lo cubre el pool formado por Trasmapi y Baleària que, como cada año por estas fechas, hace un último trayecto tanto desde la Savina como hacia la Savina a las seis y media de la tarde. Habida cuenta de que el único barco entre islas después de comer es a la cuatro y media, se llega a Eivissa pasadas las cinco de la tarde y poco más de una hora después hay que estar de nuevo en el puerto para no perder la barca de regreso. «No hay tiempo para ir de compras, para ir al médico o para hacer cualquier tipo de visita o gestión» es la queja generalizada, que han visto como circunstancias técnicas impiden que Mediterrànea-Pitiusa la otra línea que opera con embarcaciones rápidas preste su servicio hasta prácticamente Navidad.

Este año la situación se ha agravado y perjudica a multitud de personas. Cristina trabaja por la mañana en Formentera y por la tarde acude a clases a Eivissa, en teoría de cinco a siete pero ahora resulta que con el nuevo horario llega iniciada la clase y se ha de ir antes de que finalice. «De las teóricas dos horas, con suerte hago un hora y unos minutos», afirma indicando que la única opción sería que se fuera en la barca de la una y media, comiera en Eivissa, «deambulara durante un par de horas y llegara a clase a las cinco», pero con todo este coste y pérdida de tiempo sólo ganaría cinco o diez minutos de clase porque a las seis y diez, a y cuarto como máximo, tendría que salir corriendo hacia el puerto».

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