Con sorpresa, incredulidad o desconfianza, así han reaccionado en un primer momento las personas que durante esta semana han recibido la visita del PSOE en sus casas. No es habitual abrir la puerta a dos agentes electorales y un cargo público, una cara que a veces resulta familiar por haberla visto en los medios en las últimas semanas, pero que otras, en muchos casos, resulta totalmente desconocida. Para evitar los malos entendidos la comitiva se apresura siempre a presentarse y enseñar su identificación, esto tranquiliza normalmente al ciudadano, que deja de lado su expresión de extrañeza por otra, a veces interesada, otras indiferente. En general, como cuenta la candidata al senado por Eivissa y Formentera, Carmen Ferrer, «la gente es muy amable y receptiva, incluso a veces, nos invitan a pasar, pero nosotros normalmente no lo hacemos». «Anda, si son de los míos», o «no tengo muy claro que vaya a votar», son algunas de las respuestas con las que se encuentran los socialistas. El caso es que por ahora nadie les ha cerrado la puerta en la cara ni ha rechazado estas breves visitas de cinco minutos en los que los políticos les exponen los puntos principales del programa socialista y se interesan por las inquietudes de los ciudadanos. «Algunos nos cuentan sus problemas personales», explica Ferrer que recuerda con simpatía el día en que llamaron a una casa y les abrió la puesta un hombre inmigrante que lo primero que dijo es que tenía los papeles en regla.
A pesar de que las visitas se realizan entre las 19,30 y las 20,30 horas (de lunes a viernes) para tener la garantía de que habrá gente en las casas, «en muchos casos no es difícil encontrar a alguien». Tampoco se ha dado la situación de personas que confiesen abiertamente que son de otras fuerzas políticas como el PP, pero es que la estrategia del partido ha sido la de centrarse en las zonas donde hay más votantes socialistas o más abstención.
Durante la campaña, que también incluye visitas a establecimientos comerciales y recorridos por las calles de las localidades de Eivissa y Formentera, los agentes electorales se han encontrado con reacciones de lo más apasionadas, como la de una mujer que no dudó en besar reiteradamente la foto de Zapatero al hacerle entrega de un folleto electoral. Otros, sin embargo, son bastante pasivos, «lo que suele ocurrir con los jóvenes», asegura Ferrer.