El descalabro general del Partido Popular también se sintió en Eivissa y Formentera, aunque el bajón no fue tan grande como para dejar de ser la formación política más votada en las Pitiüses en los comicios celebrados ayer. No hubiera sido así si los votos del PSOE y la coalición de Esquerra Unida (IU), Entesa Nacionalista i Ecologista (ENE) y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que en conjunto componían antes el Pacte Progressista se pudieran sumar. De hecho, esta suma hubiera dado una diferencia desfavorable a los populares de casi 2.000 de los 25.000 que hubiera conseguido la izquierda.
Especialmente llamativa fue la distancia que sacó el PSOE al PP en Formentera, una isla que hace tan sólo diez meses se decantó mayoritariamente por este último y provocó un resultado en cascada que apuntaló a la vez el dominio conservador en el Consell Insular y el gobierno en el Ejecutivo Autonómico a favor de Jaume Matas, que lograba, de esta manera, la mayoría absoluta que le permitía volver a gobernar en Balears. Ayer no fue así y el PSOE, con 1.418 votos (el 47,60 por ciento), derrotaba al PP, con 1.285 votos (43,14 por ciento).
Así, en la isla de Eivissa, el PP fue la formación más votada. Consiguió el 46,13 por ciento de los votos, lo que se tradujo en 21.997 papeletas. El PSOE se llevó el 45,02 por ciento de los refrendos; es decir, 21.469 votos. La coalición Progressistes per les Illes logró 2.139 (el 4,49 por ciento), mientras que el Grupo Verde Europeo se hizo con 481 votos, el 1,01 por ciento del total de depositados.
A la hora de valorar las cifras, el presidente del Consell, Pere Palau, destacó el alto número de papeletas en blanco o nulas en el cómputo general de votos registrado en las Pitiüses. «En el Congreso hay casi un millar y en el Senado también», recalcó cuando aún quedaba un tercio del escrutinio, «lo cual supone un voto de castigo para el PP». «Es un número exagerado. Hay mucha gente que no ha querido votar al PP en estas elecciones», indicó Palau, que reconoció que todo lo que ha sucedido en los últimos días ha condicionado la derrota de su partido. «Se ha formado un caldo de cultivo que no ha favorecido en nada al PP», dijo.