El barco ni siquiera ha zarpado pero ellos ya han cosechado su
primer éxito. José Pedro García, Cayetano Reyes y Cati de Hoyo han
marcado un precedente en la historia de La Ruta de la Sal. Por
primera vez participarán en la competición tres regatistas
discapacitados que, además, no podrán utilizar una embarcación
adaptada a sus necesidades ya que el reglamento sólo permite esas
modificaciones en el caso de que se hayan inscrito un mínimo de
cinco barcos con esa peculiaridad.
«¡Somos los mejores, lo vamos a conseguir! La afirmación entusiasta
de Cati de Hoyo durante la presentación oficial de ayer resumía a
la perfección el sentimiento de victoria que embarga a estos tres
valientes que hasta el pasado mes de septiembre nunca habían
tripulado un barco. Todo empezó gracias al curso de vela adaptada
organizado por el Club Náutico de Santa Eulària. «Empezamos unos
siete, pero sólo acabamos nosotros tres, que decidimos seguir
practicando», explicaba José Pedro, el principal responsable de que
el próximo jueves vayan a competir con otras 350 embarcaciones.
«Nos conformamos con un puesto intermedio», bromeaba Cayetano
Reyes, quien al igual que Cati padece una deficiencia visual. «Para
que te hagas una idea, es como si le estuviesen tapando cada ojo
con dos dedos y solo viese por los laterales», explicaba José
Pedro. Algo similar le ocurre a Cayetano, quien también padece una
importante deficiencia visual. La discapacidad de José Pedro es
diferente: su pierna derecha mide cinco centímetros menos que la
izquierda.
Durante el recorrido, estos tres pioneros estarán acompañados en
todo momento por dos monitores, Julio Verstraeten y Walter
Besteiro, quienes sí tienen experiencia en esta regata. «Nuestra
función será la de un moderador; sólo intervendremos cuando sea
oportuno, porque queremos que compartan la travesía, que hagan
guardias y que vean lo que es navegar de noche», comentaba Julio.
Un reto personal
José Pedro García, Cayetano Reyes y Cati de Hoyo son los primeros discapacitados que participarán en La Ruta de la Sal