Miles de personas se echaron a la calle para festejar la llegada del nuevo año. Fuera en fiestas con cotillón o improvisando a la hora de ir a algún sitio para bailar y tomar unas copas, el caso es que fueron muchos los que quisieron dar la bienvenida al 2005 junto a sus amigos y seres queridos. La carpa que el Ayuntamiento de Eivissa instaló en el Recinto Ferial fue visitada por gente de todas las edades. Familias enteras pudieron brindar y comer las uvas de la suerte al sonido de las campanadas que se ofrecieron en directo a través de las dos pantallas gigantes instaladas. Después, las orquestas pusieron la música y Paco Atrium el espectáculo, en una noche en la que toda la recaudación de la venta de bebida en las barras estaba destinada a los afectados por el maremoto que recientemente ha afectado a parte de Asia. El equipo de gobierno de la ciudad, con el alcalde a la cabeza, no quiso tampoco perderse la fiesta y se les pudo ver en el recinto. De madrugada, los presentes recuperaron fuerzas con la gran chocolatada con churros y enseimadas ofrecida gratuitamente.
Las discotecas Amnesia y Pachá fueron otros de los puntos más frecuentados, a las que asistieron miles de personas, lo que dio lugar en muchos momentos a la formación de colas en la entrada. Muchos vinieron a la isla con el propósito de asistir a estas fiestas, no sólo desde la península, sino desde muchos puntos de Europa. La animación también era notable en los bares y pubs, como los de la zona de Es Pratet. Desde poco después de las campanadas el ajetreo era considerable. Gorros, espumillones, trompetillas y otros artículos típicos del cotillón ponían la nota de color y simpatía en una noche donde todo era alegría y euforia. A pesar de todo el movimiento, no hubo que lamentar ningún incidente ni hecho desgraciado. Sin duda, una buena forma de comenzar el año.