La cal. Un importante elemento en las civilizaciones mediterráneas,
que siempre han recurrido a ella para embellecer sus
construcciones. Cuando pensamos en determinadas zonas siempre nos
vienen a la cabeza imágenes de casas blancas. Como en otras áreas
de España, Italia o Grecia, también Eivissa responde a este patrón.
Pero actualmente la forma de elaborarla ha cambiado mucho. Los
avances técnicos permiten hacer la cal rápidamente y en mayores
cantidades, gracias a grandes hornos alimentados por electricidad.
Aunque la tradición no ha desaparecido del todo. Gracias en parte a
iniciativas como la del Servei de Ocupació de les Illes Balears
(SOIB), que con la colaboración del departamento de Patrimoni del
Consell Insular, ha permitido que los estudiantes de la
especialidad de rehabilitación de patrimonio construyan un horno de
cal tradicional.
Durante dos jornadas, 16 alumnos han trabajado en turnos de día y
noche en la finca pública de Can Pere Mosson para su construcción.
Con ello llevan a la práctica determinados conceptos estudiados en
la parte teórica, a la vez que elaboran cal que podrá ser utilizada
en tareas de rehabilitación que se lleven a cabo en la isla. Como
reconocimiento a este y otros trabajos que desarrollan, los
asistentes a los cursos perciben unos 400 euros mensuales.
Los estudiantes se han encargado de construir el horno. Una vez
levantado, introducen en él piedra viva, que al ser calentada
durante horas con la leña recogida en los alrededores (en esta
ocasión han sido 26 horas de cocción), dan lugar a la cal.
Los trabajos sirven también como experiencia piloto medioambiental
para aprovechar los recursos naturales del bosque, ya que se ha
utilizado la madera resultante de la limpieza llevada a cabo en la
zona. Algo que si funciona se repetirá. Iván
Muñoz