Allí estaban todos. Las princesas, las brujas, los Peter Pan, las
reinas, los ninjas, las pagèses, las viejas y los jóvenes, las
glamourosas, los hombres-araña, y en fin, los mariol·los. Todos
preparados para celebrar eDijous Llarder o lo que es lo mismo para
protagonizar con su ingenio y su gracia el pistoletazo de salida
del Carnaval 2005.
El grupo de teatro Foc i Fum comenzó caldear el ambiente con sus
zancudos al ritmo de la comparsa en un pasacalles que recorrió el
paseo de Vara de Rey y la Plaza del Parque. Eran las 18,30 horas y
en el emblemático paseo ya se habían congregado más de un centenar
de personas, entre niños, jóvenes y adultos.
«El carnaval es una ocasión especialmente buena porque algunas
personas descubren su vocación oculta», apuntaba uno de los
integrantes de Foc i Fum en el pregón inaugural: «No se extrañen,
por tanto, si pasadas estas fiestas viene toda la familia del 3º 4ª
con la cara pálida y algunos dientes más afilados de la cuenta para
anunciaros que se va a vivir a un castillo remoto de
Transilvania».
Más allá, una tortilla gigante comenzaba a ser elaborada por los
cocineros murcianos Fernando y Alberto Vivancos. Ellos también
tenían su público, que debió esperar más de tres horas para
saborear una porción de este manjar a los grande que no escamoteó
en patatas, cebollas ni huevos.
El concurso de mariol·los daba comienzos en la carpa de festejos y
allí se congregaban los disfraces más osados para mostrarse y salir
premiados.
Música para empezar
El Carnaval 2005 comenzó con el concurso de mariol·los, el pasacalles y la elaboración de una tortilla gigante