Montar a caballo o en pony no es algo que los niños de Sant Antoni hagan todos los días. Por eso disfrutaron de lo lindo con la excursión de ayer, organizada con motivo de las fiestas patronales y en la que, además de 30 pequeños del municipio, también participaron niños autistas de la Asociación Pitiusa de Enfermos Mentales (APFEM).
Los participantes montaron por turnos, y siempre bajo la vigilancia de los monitores del Ayuntamiento de Sant Antoni y del centro Can Mayans. Mientras unos daban vueltas a caballo, los demás realizaban juegos aprovechando el entorno natural.
Carlos y Rubén son dos amigos, que van a la misma clase -ambos tienen 10 años-, que ayer se mostraban encantados con la experiencia. Ambos ya lo habían probado en alguna que otra ocasión, pero Rubén ha quedado tan emocionado con la iniciativa que a partir de mediados de este mes comenzará un curso para aprender equitación. Más experiencia tiene Ellaine, una niña de 9 años y procedencia filipina que asegura que de pequeña montaba su propio caballo en Filipinas.
También algunas de las madres que acompañaban la expedición se lo pasaron bomba. María José, que venía con su hija de 10 años y una sobrina de 6, explicó que está encantada con las actividades que se preparan en Sant Antoni con motivo de las fiestas. «Es muy necesario organizar talleres y excursiones, incluso debería haber también para gente más mayor», añadía.
También participaron los niños autistas de APFEM, que cada sábado suelen acudir a Can Mayans para montar a caballo. Una actividad muy beneficiosa para ellos, según Paco Soriano de APFEM, porque «al ser niños con muchos miedos, el contacto con un animal tan grande les va muy bien», además de que resulta estimulante para pequeños que a veces tienen problemas de psicomotricidad. Ayer probaron la integración con los niños de Sant Antoni, algo que funcionó sólo con uno de los pequeños, porque el otro se asustó al ver tanto barullo. C. R.