El presidente del Consell, Pere Palau, negó ayer que la construcción de la autovía de Sant Antoni forzará la demolición de 10 casas pageses, tal y como denunció el Grup d'Estudis de la Natularesa (GEN) en base a un informe de la Conselleria de Patrimoni. Palau recordó que este proyecto fue modificado a la baja y que, en verdad, sólo afecta a tres construcciones: una carpintería, que al parecer también se utiliza como vivienda, situada junto al cuartel de sa Coma; un almacen a la altura de Privilege y las ruinas de lo que en su día fue un restaurante, ubicadas aproximadamente frente a la entrada a Sant Rafel más próxima a Sant Antoni. «No hay más. Es más, que me digan como tendría que ser el trazado para que afectara a tantas viviendas», señaló el presidente, quien añadió que el trazado de la vía si quiera afecta a sa Farinera, en la entrada de Sant Antoni.
Palau recordó que este proyecto se sometió a exposición pública en dos ocasiones, mientras que el GEN insiste en que el proyecto definitivo no se ha mostrado y que, si contiene modificaciones importantes, debería haberse sometido de nuevo a exposición pública.
El conseller insular de Patrimoni, Joan Marí Tur, aseguró que el informe al que hacía referencia el GEN se basaba en el proyecto inicial, defendiendo que su departamento ha mantenido en todo momento ha mantenido una correspondencia con la Conselleria balear d'Obres Públiques. Ese intercambio de escritos terminó, según Marí Tur, en abril del año pasado.
Palau reconoció que su gobierno, que obtuvo mayoría absoluta, no tiene legitimidad «para hacer lo que quiera», pero, de la misma manera, «los que han perdido, tampoco». El presidente aseguró que «estos movimientos», en alusión a la Plataforma Antiautopista también, «no tiene otro objetivo que impedir que las obras de carreteras no finalicen en el plazo previsto».