Después de dos años de trabajo en los talleres del mallorquín Pere Miquel Reynés, el órgano de la parroquia de Sant Josep de sa Talaia ya tiene prácticamente todas las piezas montadas.
Se trata de un órgano mecánico de dimensiones muy superiores al anterior, que se convierte en el segundo más grande de Eivissa, después del de Santa Cruz.
De hecho, consta de tres teclados de 56 notas cada uno y un pedal de 30 que abren la caja de los secretos para que entre el aire a los tubos. Éstos suman aproximadamente 1.400 y están hechos de metal y madera. Tanto los tubos de metal como el ventilador de corriente se han traído desde Alemania; y el mueble y los tubos de madera, desde Mallorca. Además, el órgano está policromado y cuenta con un carillón o juego de campanas.
Como novedad, este órgano cuenta con una caidereta típica de la zona catalana (pequeño órgano independiente situado delante del órgano mayor) que se dirige desde unos comandos o tiradores situados en la parte derecha de los teclados.
. Irene Luján