Respect es una empresa británica que lleva ocho años operando con turistas homosexuales que tienen a la isla como uno de los destinos preferidos. En la misma línea pero en otro nivel, la francesa Eiventosgay.com se encarga de organizar fiestas, caterings y estancias para turistas gays de muy alto poder adquisitivo que desean desde un jet privado hasta un yate a su disposición, sin olvidar una casa de ensueño donde alojarse. Son dos formas de trabajar con una misma clase de turismo que busca veranear en destinos llamados «Gay friendly», o «amigablemente gay», es decir, lugares tranquilos donde disfrutar sin sufrir ningún tipo de discriminación. Porque después de todo, de eso se trata. De vivir unas vacaciones inolvidables, y si se puede, repetirlas.
Kevin Whithead de la empresa Respect recibe entre mayo y octubre alrededor de 2.000 turistas homosexuales que prefieren alojarse en la ciudad de Eivissa porque es aquí donde encuentran la marcha y el ambiente que vienen buscando: «Lo primero que hay que recordar es que, en general, el turista gay tiene más dinero que gastar que el turista heterosexual. Pero que a cambio, ellos esperan recibir calidad. Por eso, tal vez, no gastan demasiado en alojamiento pero sí los verás cenar en los restaurantes más caros de Dalt Vila», explica Kevin, que opera con sus «invitados», como prefiere llamarles, desde el barrio de ses Figueretes.
Pero este empresario no sólo trabaja con turistas gays. En su abanico de clientes se encuentran además turistas travestis que vienen a vivir sus vacaciones en familia: «Tenemos un gran grupo de hombres heterosexuales a los que les gusta travestirse, pero que vienen con sus mujeres. Hay uno en particular que veranea con su esposa, que es muy muy bonita. Él, por el día es hombre y por la noche se viste de mujer, aunque no le atraigan otros hombres», aclara Kevin, sobre los diferentes turistas que recibe cada verano, y que en muchos casos son fieles a la isla. Se trata de un grupo que no incluye a las mujeres lesbianas, porque según destaca, «ellas intentan no viajar con las empresas gays porque están más felices con las grandes compañías. Además, muchas tienen niños y prefieren hoteles donde haya otros niños», agrega.
L.Aversa