La Botiga Solidària abrió sus puertas hace ya cuatro años gracias a la colaboración de la Fundación Deixalles con la intención de ofrecer en Eivissa la opción, hasta entonces imposible, de algo tan sencillo como realizar nuestras compras de forma justa tanto para vendedores como compradores. Desde entonces, las dos empleadas del establecimiento, Erika y Maruja, así como los voluntarios que colaboran con la obra, Marta, Margarita, Luis y Marga, todos con un espíritu especialmente sensibilizado con la causa, han conseguido depositar su granito de arena por un mundo más equilibrado dentro de la enorme tormenta que supone la mundialización y la siempre aventajada potencia de las grandes empresas y, desde entonces, mantienen sus ambiciones y sus ganas de luchar.
Erika, la encargada, vio abrir por primera vez este peculiar negocio y reconoce entusiasmada que Eivissa es una ciudad solidaria y consciente de la causa que les mueve. «La gente joven está muy enterada del funcionamiento de este tipo de negocios, y la gente mayor no tiene reparo en preguntar e informarse, así que va aumentando la clientela».
Inma Maldonado