Suenan las campanas. Hace sol, mucho sol pero, a pesar de ello, turistas y residentes del pequeño pueblo de es Canar acuden a la capilla cerca del mediodía de ayer. El párroco comienza la misa solemne en honor a Sant Cristòfol, los asistentes escuchan atentos y, con el paso de los minutos, numerosos abanicos empiezan a ser agitados pues, aunque la capilla esté totalmente abierta, el calor empieza a cobrar importancia en la capilla. Numerosas autoridades, como por ejemplo el alcalde de Santa Eulària, Vicent Guasch, no quisieron perderse el día grande de Sant Cristòfol, patrón de los automovilistas. Con el paso de los minutos fueron llegando más personas hasta que, cerca de las 12.15, la cantidad de gente era tan grande que la pequeña capilla se quedó pequeña. Tras la misa solemne, el párroco bendijo a los 20 carros que desfilaron frente a la iglesia y que se dirigían a la avenida Punta Arabí, por la cual circularon los carros hasta el final de la misma. A la un, en el aire ya sepercibía que se acercaba la hora de comer. Una hora más tarde, el concurso de paellas estaba a punto. El día festivo acabó con e ball pagès, la verbena popular y el castillo de fuegos artificiales que alumbró el cielo de la pequeña localidad a partir de medianoche.
María José Real