Como si del mejor centro de Spa se tratase o un balneario de cinco estrellas, prácticamente todas las playas de la isla, en especial las del sur, cuentan con centros de masaje. Bajo la sombra de una gran sombrilla, refugiado en el escondrijo que permiten unos pinos o en la zona chill out de numerosos chiringuitos, los masajistas están siempre disponibles hasta que cae la noche, y ofrecen la siempre agradecida oportunidad de disfrutar de variadas técnicas de masaje al son de las olas, bajo el suave brillo del sol y las caricias de la brisa de poniente, que es cómo, según los expertos, la forma más eficiente para que funcionen a la maravilla los efectos del masaje.
Siempre con un precio razonable y con calidad garantizada, pues la mayoría de los ofertantes del este servicio cuentan con titulaciones que acreditan sus conocimientos, relajarse a pie de playa dedicando media hora a desconectar de todo es una alternativa eficaz y agradable para comenzar las vacaciones con el cuerpo y la mente despejada.
En culturas orientales, en lugares como India o Budapest, el culto al masaje, al disfrute y a la dedicación al cuerpo, forma parte del día a día y es un tema central en cuanto a salud física y emocional y, gracias al auge de la cultura oriental entre nuestras fronteras, la afición a las caricias y a los masajes está aumentando considerablemente. «Si bien los masajes vocacionales no deben adentrarse a tratar contracturas o lesiones serias, si es muy interesante que aprendamos a conocernos mediante el escarceo con estas prácticas», cuenta una terapeuta que trabaja en playas ibicencas.
«Dejarse llevar por una terapia y disfrutar de un masaje no supone un modesto capricho, pues todo lo relacionado con la relajación es siempre necesario, y no debemos considerarlo una actividad lúdica propia de ociosos. Además, los problemas musculares son tremendamente perjudiciales», explica una de las masajistas que ofrecen sus servicios a pie de playa. I.M