M.A/EFE
Durante toda la jornada de ayer los trabajos para reparar la avería del emisario de la depuradora de Eivissa se centraron en tratar de achicar el agua depurada que todavía seguía llegando al punto en el que se había producido la rotura, junto a la zona de aparcamiento de la playa de Talamanca, en la que, al igual que el día anterior, ondeaba la bandera amarilla por precaución. A las 20 horas los operarios continuaban con esta tarea y no se había podido localizar todavía la avería, según explicó el delegado en las Pitiüses de la Agència Balear de l'Aigua, Juan Carlos Martín. «El agua que se extrae se lleva a la red de saneamiento que va al bombeo de Talamanca y de ahí a la depuradora», detalló.
Desde el domingo, trabajadores de Aqualia, el Institut balear de la Natura y la Agència Balear de l'Aigua tratan de arreglar la rotura del emisario, que ha provocado vertidos de agua depurada en Talamanca. «La avería es muy laboriosa. Hoy (por ayer) no estará arreglada y tampoco sabemos cuándo lo estará», reconoció Juan Carlos Martín, al que le acompañaba por la tarde el secretario general de la Agència Balear de l'Aigua, Miquel Costa.
Por segundo día consecutivo, Ibiza Nueva sufrió las consecuencias de la rotura del emisario ya que el agua procedente de la planta depuradora se desvió al torrente de sa Llavanera desembocando en el puerto deportivo, cuyas aguas son de color ocre y desprenden un olor nauseabundo. Una treintena de embarcaciones se vieron afectadas, de las que ocho decidieron abandonar el puerto. Del resto, buena parte de ellas se cambiaron de amarre para minimizar las molestias provocadas por los malos olores y evitar un posible «peligro de intoxicación», según señaló la dirección, que denunció también que hay un «peligro latente de infección».