Los puestos de artesanía de la isla son un fiel reflejo de la historia pitiusa, una historia marcada por los antiguos artesanos que mostraban, en mantas a pie de calle, los más variados productos. Un atractivo que aunque evolucionado aún perdura en los diferentes mercadillos con los que cuenta Eivissa. En ellos confluyen la artesanía y la tradición por lo que se convierten en la mejor herencia hippy de los años 70.
Sin embargo, la proliferación de mercadillos en todo el mundo les han quitando la exclusividad que tenían. Ésto, ligado a otros problemas ha obligado a muchos artesanos a tener que compaginar su trabajo de verano en el puesto con otras ocupaciones. «Antiguamente sí se vivía de esto, pero ahora hay tantos mercadillos y los precios se han equiparado tanto con las tiendas y con otros países que hay una saturación de comercio increíble. Es como un gran bazar», explica Alejandro, un argentino que llegó a la isla hace más de 20 años.
En este sentido, su compatriota y compañera en el mercado del puerto, Nelly, añade: «Ahora sólo hay discotecas, drogas y hospital. El turismo que viene lo hace con paquetes de todo incluido y no gasta nada» y añade: «El mejor turista es, sin duda, el español porque compra para él y para regalar; y es más respetuoso», opinión con la que coincide Lourdes, una ibicenca que lleva más de 26 años trabajando en mercadillos: «Esta temporada ha bajado mucho la calidad del turismo, cada vez se reduce más el familiar y viene gente muy joven que sólo busca discotecas. Se tendría que hacer algo».
Como posibles soluciones, los artesanos plantean un incremento de las ayudas por parte de las instituciones. «Se debería favorecer también a este tipo de artesanos que trabajan la bisutería como se hace en Menorca, ya que recibimos menos apoyo que la cerámica u otros ámbitos», comenta Lorenzo, un artesano de la piel que ha dedicado toda una vida a esta profesión y actualmente trabaja en el mercadillo del puerto. Otros mercadillos, como el mercadillo de es Canar, han optado por incorporar eventos de música en vivo o realizar talleres para intentar mejorar la situación en un trabajo que, además, requiere trabajo de una enorme paciencia ya que, según comentan algunos profesionales del sector, han sufrido repetidos hurtos a lo largo de la temporada. «Este año hemos tenido más robos que en años anteriores y es que el turismo ha empeorado mucho. Además, faltan infraestructuras», comenta Nelly. Algo que también reivindica el presidente de la Asociación de vendedores del mercadillo del puerto, Juan Àngel Viva: «Estamos en una zona privilegida pero se puede mejorar con más limpieza, seguridad y, sobre todo, algún aparcamiento que facilite el acceso a la gente» y añade: «Estamos en una situación complicada con una gran dependencia de las discotecas; cuando cierran se acaba todo».
Irene Luján