La consellera de Medi Ambient de Formentera, Silvia Tur, ha notificado a los concesionarios temporales de playas, en especial a los responsables de kisocos, que ya puedan comenzar a montar sus instalaciones de cara a la próxima temporada que está a punto de comenzar.
En este caso las autorizaciones se centran en cinco establecimientos en la zona de Migjorn, uno en Cala Saona, uno en ses Platejtes en es Caló y dos en la zona de es Pujols. Se mantiene no obstante la prohibición de apertura de dos kisocos de Migjorn como son Blanco y Giallo tal y como anunció el lunes Ultima Hora Ibiza y Formentera.
Para el próximo martes día 22 está prevista una reunión de Tur con los concesionarios de playas para abordar el inicio de la temporada y se espera que en el transcurso de la misma se explique por qué dos kioscos en concreto no han recibido la autorización para abrir este año. Ello, por descontando no significa su desaparación ya que la temporada 2008 es la última de un período de concesión por cuatro años y por tanto de cara a 2009 y años siguientes, los kioscos existentes, incluidos los que este año no abrirán, volverán a salir a concurso aunque, eso ya se presupone, con unas condiciones más restrictivas en cuanto a horarios y funcionamiento.
Pese a que tanto Silvia Tur como consellera de Medi Ambient, como Jaume Ferrer, presidente del Consell de Formentera, no quieran hacer 'por el momento' declaraciones sobre la prohibición de abrir a dos establecimientos de playa de los más frecuentados en verano por los visitantes italianos, personas del sector, ya que ni el portavoz de los concesionarios de playas en Formentera quiere hacer declaraciones oficiales, todo indica que se debería a un incumplimiento de una advertencia o notificación hecha por el actual Consell de Formentera en la temporada anterior; una advertencia que señalaba que como concesionarios temporales que dan un servicio público a los visitantes, no podían cerrar los establecimientos hasta mitades o finales de octubre mientras que ambos establecimientos, Giallo y Blanco, que se nutrían casi exclusivamente de turismo italiano, cerraron puertas a mitades de setiembre ya que este mercado emisor, el italiano, a partir de principios de setiembre desaparece de la isla y dichos locales ante la casi nula actividad en el sector joven e italiano que les caracteriza, deciden cerrar los establecimientos para ahorrarse personal y gastos. Cierto es que también se ha señalado que las aglomeraciones de motorinos, la música y los ruidos y el no respetar el horario preceptivo de cierre, a la puesta de sol, podrían estar entre los motivos de la denegación de apertura de estos establecimientos.
Asimismo ello iría encaminado a una pretensión del Consell de Formentera de ir regularizando los horarios, que este año se controlarán mucho más, en el sentido de que no sean los visitantes los que condicionen los horarios normales de los establecimientos, sino que sea el turista quien se adapte a los horarios propios del país, cosa que en Formentera no ha sido así y la clientela ha querido dictaminar unas normas que no contribuyen en nada a la convivencia pacífica por su alteración de los horarios, hábitos y costumbres. Si los clientes de los kioscos no abandonaban dichos lugares hasta las diez de la noche y los restaurantes no recibían a sus clientes hasta como mínimo las doce de la noche, debían trabajar hasta más tarde de lo habitual para no perder público y ello conllevaba un desfase en el funcionamiento de dichos establecimientos pero también condicionaba el de los bares de copas y las discotecas.