El alcalde de Sant Joan, Antoni Marí Marí, Carraca, está decidido a conseguir una mejor financiación para su municipio después de comprobar que las nueva moratoria del Consell vuelve a afectar a algunos núcleos como Benirràs, na Xemena e Illa Blanca. «Estoy empeñado seriamente y ya estoy en contacto con otros alcaldes, porque estoy cansado de que al Ayuntamiento de Sant Joan se le prohíba o se le trabe su propia financiación, teniendo en cuenta que tenemos una situación económica precaria y un crecimiento limitado», explicó Marí, que indicó que planteará esta propuesta en todos los órganos de debate en los que tenga la posibildiad de participación. «Queremos una financiación especial para todos estos municipios que tenemos un determinado grado de protección», expresó el edil, que cree que «restringir la capacidad económica de los ayuntamientos es limitar los derechos y los servicios a los ciudadanos de un determinado municipio».
Actualmente una de las principales fuentes de financiación de los ayuntamientos es la concesión de licencias de construcción. «Necesitamos unas medidas compensatorias de financiación municipal y unas medidas compensatorias urgentes hacia los propietarios de estos terrenos», añadió el alcalde, que asegura estar orgulloso de tener un el municipio ambientalmente más protegido de la isla. «Si se tiene que cambiar la normativa respecto a Benirràs, na Xemena e Illa Blanca, que se haga, y si se quiere cambiar la normativa respecto a los espacios protegidos porque se quiere modificar el PTI, que se haga, pero que no se cometa esta irresponsabilidad política y esta injusticia gigante», explicó el primer edil, que indica que le «aterroriza» que los jóvenes del municipio se marchen. «Queremos que se queden aquí en Sant Joan y cuando se habla de hacer algunas viviendas no es un capricho del acalde, es una necesidad real», añadió Marí, que defendió que se han propuesto hacer una normativa urbanística que dé seguridad jurídica, aunque su trabajo se está viendo dificultado constantemente con moratorias. «Hemos hecho las cosas de otra forma, como no se habían hecho nunca antes en Eivissa, además de que hemos sabido decir que no a proyectos que no se ajustaban ambientalmente al municipio porque a nosotros también nos llegan promotores y gent niga».
El alcalde está «cansado» de que todos apunten hacia él como si fuera un destructor del territorio cuando Sant Joan es el municipio más protegido. «Parece que el peligro más grande y lo más grave que se haya hecho en Eivissa sea Sant Joan y que el peor bicho, el peor destructor y el que gasta todos los palés de cemento sea el alcalde», explicó Carraca, que defiende que nunca ha dado una licencia sin contar con informe favorable y «no sé si todo el mundo puede decir lo mismo». Marí asegura que si no paró las obras en Benirràs cuando se aprobó la ley de medidas urgentes es porque había «interpretaciones jurídicas para todos los gustos» y no estaba claro si se podía construir o no. «Las licencias no son cromos, no se pueden dar y retirar así como así». También recuerda que sólo dio dos licencias en un plazo corto de tiempo en Benirràs y recordó que no hay un tiempo mínimo para otorgar un permiso.