s como un instituto, pero sólo de peluquería», así define Saray Mármol, de 16 años, el centro de enseñanza Llongueras donde asiste cuatro horas diarias de lunes a viernes para aprender todas las técnicas de peluquería combinadas con maquillaje, manicura y recogidos. Lo que más le gusta es peinar: «Y lo que más me costó aprender es cortar porque tienes que llevar una guía y si se te pierdes la puedes liar bastante». A Marta Martínez, de 19 años, le gusta una combinación de diferentes cosas: «Sobre todo cortar, hacer recogidos y maquillar. Me gusta tanto la peluquería como la estética, pero quizá más ésta última». Y tiene claro lo que menos le atrae: «Hacer rulos y permanentes; es aburrido».
Las clases de teoría, en la que las 20 alumnas repartidas en dos turnos aprenden todo desde el principio con un vídeo sobre historia de la peluquería, se combinan con mucha práctica: «Que es como mejor se asimila toda lo dicho», afirma la profesora Elena Muntaner. Tras los 26 meses de clases obtienen el carné profesional de peluquería con el que incluso pueden abrir su propio negocio, como tiene pensado hacer Cecilia Klilkeld, de 38 años: «Yo he entrado aquí con una meta muy clara, que es formarme para obtener el carné y cuando salga montar mi propio negocio de peluquería. Lo que más me gusta de lo que hacemos aquí es crear y hacer secados y quizá lo que más me costó aprender es elegir el tono del tinte adecuado; secar bien el pelo desde la raíz también es complicado».
¿Y qué peinados nos recomiendan estas futuras profesionales para el caluroso verano? Medias melenas y flequillos rectos, nada de escalados y sobre todo mucho color, ya sea con mechas en tono violín, cobre o el rubio más rubio. «Se abandona el corte pop, a lo Victoria Beckham y vuelve el estilo Cleopatra. El pelo cuanto más rizado mejor porque se lleva mucho el estilo afro», precisa la profesora, quien asegura que siempre aconsejan al cliente lo que le puede quedar mejor según los rasgos de su cara y personalidad: «Pero ellas siempre tienen la última palabra; pueden aceptar o no el consejo que les damos».
María José Real